Romina…la
gitana
22/05/12
Gabriel Criscuolo
Lo
vio llegar por la calle polvorienta de su barrio pobre, caminando sin apuro,
con unos jeans gastados que le quedaban
bien, los zapatos antiguos, de bailador de tangos, una campera, también de jeans
forrada en corderito (después supo que era su orgullo), una bufanda negra
tejida a mano enredada en el pescuezo y una gorra de lana, gris obscura, de “marinero francés”, como el decía, y un
bolso cilíndrico de lona donde guardaba sus pocas cosas.
Cuando
estuvo mas cerca se dio cuenta de que tenia los ojos azules y la piel, a pesar
de ser invierno, tostada por algún sol lejano que lo había visto partir…era
parecido a su tío José Luis, que había muerto después de una riña en un obscuro
arrabal de drogadictos…se acordó de un viejo poema de Lorca: “ y están los
viejos cuchillos descansando bajo el polvo”, pero no pudo seguir recordando
porque el hombre, de la gorra de marinero francés, se paro frente a ella y dejo
caer, mas que apoyo, su viejo bolso cilíndrico en el piso.
Romina
lo miro asustada…pero el susto desapareció cuando el la miro y ella se dio
cuenta de que demasiados inviernos habían pasado por esos ojos como para que le
pudieran hacer mal a alguien…que no fuera el mismo.
La
miro a los ojos y sin decir palabra saco una cartera del bolsillo trasero de su viejo jeans, busco y
saco una vieja foto en blanco y negro que observo unos segundos, después la
volvió a mirar a los ojos y se la mostro, dejando que ella la tomase en sus
manos para verla bien…era la foto de una mujer de unos veinte años con una niña
de la mano y un niño en los brazos…le dio un vuelco en el corazón cuando se dio
cuenta que era una foto de su madre, de ella y su hermano tomada en la puerta
de esa misma casa hacia ya muchos años. Cuando lo volvió a mirar estaba
sonriendo, como sintiéndose satisfecho de la sorpresa que había causado…
_.
Vos quien sos?._
Pregunto
Romina mientras los pensamientos se le agolpaban en el cerebro, no podía saber,
no podía imaginar siquiera quien seria ese viejo y gastado personaje que
parecía salido de una vieja novela corta de Salgari, de esas adornadas con
dibujos en tinta china que hacia siglos habían desaparecido hasta de los
“sebos” de la calle Corrientes…se miro en sus ojos y se reconoció en ellos, con
ese azul pesado de tarde nublada.
El
viejo tomo la foto de sus manos, la guardo con cariño en la cartera, y después
de guardar esta nuevamente en su bolsillo, se arreglo la campera…la estiro un
poco para abajo, levanto su solapa y mirándola a los ojos, donde se notaba un
brillo no normal le respondió usando el sobrenombre que hacia quince años nadie
usaba para nombrarla:
_.”Gitana”…¿esta
tu mamá?
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