Los sabios y los tontos

En general, los sabios, en todos los tiempos, siempre dijeron las mismas cosas, y los tontos, que en todas las épocas forman la inmensa mayoría, también a su manera actuaron de la misma forma e hicieron lo opuesto, y así continuara a ser. Porque como dijo Voltaire: “dejaremos el mundo tan tonto y depravado de la misma forma que lo encontramos”.
A la luz de todo esto, tenemos una nueva y siniestra sensación de la realidad. Spinoza decía que si una piedra que fue proyectada en el aire tuviese conciencia, creería que se estaba moviendo por su libre voluntad. A esto yo le agrego apenas que la piedra tendría razón.. Para ella el impulso que le es dado representa lo mismo que el motivo para mi; y lo que en la piedra aparece como gravitación, rigidez, es, en su naturaleza interna, lo mismo que reconozco también en mi, y lo que la piedra también, si le fuese dado el conocimiento, reconocería como voluntad, pero ni en la piedra ni en el filosofo la voluntad es “libre”.
La voluntad como un todo, es libre, por no existir ninguna otra, además de ella, que pueda limitarla; pero cada parte de la voluntad universal -- cada especie, cada organismo, cada órgano—es irrevocablemente determinada por el todo.
Todo el mundo se considera, a priori, perfectamente libre, inclusive en sus acciones individuales, y cree que a cualquier momento puede empezar otra manera de vivir, lo que apenas significa que se puede volver otra persona. Mas a posteriori, a través de la experiencia, verifica, para su sorpresa que no es libre, que esta sujeto a la necesidad, que, a pesar de todas sus resoluciones y reflexiones no se altera su conducta y que, desde el comienzo al fin de la vida, deberá poner en practica las características que el mismo condena y, por así decirlo, representar el papel que asumió hasta el fin.



Hay tres clases de cerebros: el primero discierne por sí; el segundo entiende lo que los otros disciernen, y el tercero no discierne ni entiende lo que los otros disciernen. El primero es excelente, el segundo bueno y el tercero inútil.