quinta-feira, 27 de janeiro de 2011

Aulas de Filosofia

Las Ganas de Reproducirse

Si, por la estrategia y por el martirio de la reproducción.
Todo organismo normal al llegar a la madures, se apura a dedicarse a la tarea de la reproducción, desde la araña que es devorada por la hembra que acaba de fecundar, o el de la abeja que se dedica a juntar alimento para una prole que jamás ira a ver, al hombre que se arruina en el esfuerzo de alimentar, vestir y educar a los hijos.
La reproducción es el propósito máximo de todo organismo, y su mas fuerte instinto, porque solo así las “ganas” pueden vencer a la muerte.
Y para garantir esa conquista de la muerte las “ganas” de reproducirse es colocada casi que enteramente fuera de control del conocimiento o de la reflexión: inclusive un filosofo de ves en cuando tiene hijos.
Las “ganas” se muestran, aquí, independientes del conocimiento y funciona ciegamente como en una naturaleza inconsciente. Debido a eso los órganos reproductores son, adecuadamente, el foco de las “ganas” y forman el polo opuesto al celebro, que es representante del conocimiento.
Ellos son el principio que sustenta la vida (garanten la vida eterna) por esa razón eran adorados por los griegos en el phallus, y por los hindús en el lingam.
La relación de los sexos es, en realidad, el invisible punto central de todos los actos y conductas, y se esta dejando entrever en todas partes, a pesar de todos los velos lanzados sobre ella.
Y vemos, impotentes, a todo instante, a las “ganas” , sentarse, como la verdadera señora del mundo y por su propia fuerza en el trono ancestral, y de allí, con una mirada de desdén reírse de los preparativos para encerrarla, aprisionarla o por lo menos limitarla, y siempre que se pueda mantenerla escondida y así dominarla para que solo aparezca como una preocupación subordinada, secundaria de la vida.

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