quinta-feira, 28 de janeiro de 2010

Desamor

Un día de pronto te encontré triste,
ya no eras mas la que antes eras;
y cuando te abrace, palideciste,
y sentí que tu cuerpo era de cera.

Quise pensar que solo a mi me pareciste
y que no había muerto mi quimera…
sin embargo sabia bien lo que sentiste
cuando el áspid del desengaño te mordiera!

Te fuiste alejando fría y dulcemente,
yo, herido fatal y mortalmente,
quise darte la flor mas exquisita

pero solo pude darte el llanto,
te llamar de perra y de maldita
y hundirme para siempre en el quebranto.

Gabriel Criscuolo

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