Siendo adolecente, en uno de mis tantos intentos tratando de encontrar un camino en la vida, me conchabe en un circo. En realidad era una gran empresa, con muchos animales, camiones y tráileres. “Real Madrid” era su nombre y sus propietarios, los hermanos Segura, hacía ya varias generaciones que se dedicaban a ese noble y hoy olvidado oficio sírquense.
Fui contratado como “personal de pista”, algo así como los comodines de la baraja.
Durante el día limpiábamos las jaulas, arreglábamos las tribunas, pintábamos postes y, en fin, hacíamos todo lo que hacia falta para que todo continuase cumpliendo su papel de parecer nuevo y alegre.
Durante las funciones la cosa cambiaba y vestidos con unos coloridos uniformes rojos y dorados entrabamos a la pista antes de comenzar la función y solo salíamos cuando esta acababa. Nuestro trabajo, durante el espectáculo, consistía en armar la jaula de los leones y cuando acababa el trabajo del domador desarmarla, lo mismo sucedía con las redes para los trapecistas, los grandes bancos para los elefantes hacer sus piruetas, el globo de la muerte, dentro del cual los motociclistas se cruzaban peligrosamente y todos los demás números que el circo presentaba.
Mi problema fueron los payasos.
En cuanto el personal de pista desarmaba y armaba los aparatos, los payasos presentaban sus números para que no hubiese un espacio vacio entre presentación y presentación, divertían al publico con sus piruetas, falsas cachetadas, el “taxi loco” y mil cosas mas que hacían las delicias de chicos y grandes; el primer día casi no pude trabajar y por suerte no deje caer un pedazo de la jaula de los leones encima del público. No fue por falta de experiencia ( a pesar de ese ser mi primer día) o fuerza…el problema fue la risa, mi propia risa.
Con una infancia pobre y una adolescencia casi igual no habían sido muchas las oportunidades que había tenido de ver un espectáculo sírquense, menos de esa categoría, y cuando los enanos presentaron el número llamado “La Viuda”, donde uno de ellos se simulaba de muerto mientras los otros se enloquecían tratando de transportarlo en una camilla que se desarmaba y la supuesta viuda, muñida de una gruesa vela, lloraba con un llanto que hacia reír a todo el mundo. A mi me dio un ataque de risa que casi no me dejo hacer nada. Además los otros miembros del grupo del personal de pista también comenzaron a reír por lo ridículo de la situación y casi fue un desastre. Pero fue la actuación de otro payaso que me obligo a sentarme en el suelo con un ataque de risa convulsiva.
Mentiría si dijera que recuerdo su nombre, pero si recuerdo que era un hombre mayor y que recibió una ovación del público al acabar su número. Su actuación era simplemente genial.
En pocos días me acostumbre a las payasadas de los enanos, pero este otro payaso todos los días inventaba cosas nuevas, situaciones diferentes que me seguían provocando risa, aunque ya conseguía dominarla y trabajar.
Un lunes, en que no había espectáculo y que era nuestro día de descanso, después del almuerzo, (que servían debajo de una carpa para todo el personal), me acerque al tráiler donde vivía este hombre, sin tener en mente que jamás lo había visto fuera del picadero como veía a los enanos, trapecistas, malabaristas y a todos los demás que formaban, en el mas estricto sentido de la palabra, una gran familia. Me anuncie con tres toques suaves en la vieja puerta de lata y quede esperando. Acababa de cumplir diez y ocho años y en esa especie de despertar de la inocencia pensé que , seguramente, conversar con el tal ves fuese tan gracioso como asistirlo en el picadero.
Espere algunos minutos hasta que una voz que me sonó algo cansada y triste dijo desde el interior;
._Entre…esta sin llave._
Abrí la puerta del tráiler y dentro reinaba la semi-obscuridad, como que yo estaba en el sol y el interior en penumbras no conseguí ver casi nada, di dos pasos y aguarde unos segundos hasta que mi vista se acostumbro a aquella penumbra. En una vieja cama, recostado en un colchón sin sabanas y contra unas almohadas sin funda, sin pintura ni traje colorido, estaba el viejo y genial payaso. En su mano derecha aseguraba, por el pico, una botella de bebida contra la parte lateral de su pecho y sus ojos, que se me antojaron cansados y tristes, estaban fijos en unas fotografías pegadas en la pared del tráiler, justo frente a su cama…aunque parecía no estar mirando nada.
No pregunto nada, siguió con los ojos fijos en esa otra “nada” y de ves en cuando tomaba un trago directamente del pico de la botella. No supe que hacer o decir, mire las fotos, descoloridas por el tiempo y la humedad, y vi que en dos o tres se lo veía, con su traje de colores y su nariz roja, junto a una bella mujer, que por su vestido, aunque ahora algo viejo y pasado de moda, se podía identificar con el que usaban las trapecistas. Las demás fotos eran de la mujer sola.
No supe que hacer, si decir buen día, como le va o cualquier otra cosa.
Al fin lo único que se me ocurrió fue preguntarle, señalando las fotos, fue;
_.Es su mujer?._
Aun antes de me responder supe que fue la peor pregunta que podía haber hecho. El viejo payaso tomo un largo trago, volvió a poner la botella, asegurada por el pico, entre su brazo y su cuerpo y respondió con una voz que jamás hubiera pensado que fuese suya;
_Era._
Seguí sin saber que hacer, era la situación más incomoda de mi corta vida. Desde mis insulsos, pobres e inexpertos años volví a preguntar otra estupidez;
_Esta triste?...
El viejo movió apenas la cabeza y me miro a los ojos, después volvió la vista hacia las fotografías, tomo un largo trago y con una voz triste y cansada me dijo;
_.”Nunca en lo alegre de la risa fíes,
porque en los seres que el dolor devora,
el alma llora cuando el rostro ríe,
y huye la fe, huye la calma
y solo espinas nuestra planta pisa…
avanza en el mundo la tempestad del alma;
un relámpago triste; la sonrisa.
El carnaval del mundo engaña tanto
que las vidas son leves mascaradas,
aquí aprendemos a reír con llanto
y también a llorar con carcajadas”._
Salí del tráiler caminando despacio, junte mis pocas cosas y sin despedirme de nadie me fui del circo para siempre._
segunda-feira, 20 de julho de 2009
Assinar:
Postar comentários (Atom)
Nenhum comentário:
Postar um comentário